Dos chicas, muy parecidas, de la misma edad, dos adolescentes de 15 años, que soñaban con encontrar al chico perfecto. Compartían todo, compartían gustos, canciones, hasta la inicial de su nombre.
Emma, la mayor de las dos, por meses, Ela la pequeña.
Eran inseparables, las mejores amigas, iban juntas a todos lados hasta que un chico arruino todo.
Alan, guapo, simpático, con un cuerpo trabajado para su edad, de ojos verdes, con una sonrisa perfecta. Era todo lo que Ela había soñado. Se conocían dese que eran pequeños, y Ela estaba locamente enamorada de el desde hace un par de años. Pero nunca le había dicho nada, por miedo a que la amistad tan fuerte que tenían se rompiera.
Hasta que un día, Ela, harta de quererlo en silencio, de llorar por las noches su soledad. Saco fuerzas de donde no las tenia, se animó, se convenció a si misma. Le dijo por MSN todo lo que sentía por el, lo terriblemente enamorada que estaba de el. Alan, se quedo paralizado, bloqueado, el llevaba unos sintiendo algo que nunca había sentido por Ela, pero tenia el mismo miedo que ella a decírselo. Cuando vio las palabras que su amiga escribió por MSN sintió algo en el estomago, alegría, pero no sabia como hacerle frente.
Los dos adolescentes quedaron al día siguiente para hablar de lo que había pasado la noche anterior. Pasaron la tarde en un parque, se sentían conectados, llevaban media hora juntos y no habían tocado todavía el tema, estaban disfrutando el uno del otro. Hasta que el chico se animo a hacer la pregunta que los dos temían desde ayer, ¿ahora que somos? Ela, que en ese momento se le quito la sonrisa de la cara y se puso muy seria, le dijo que todo lo que había dicho por MSN era lo que sentía desde hace tiempo. Alan no la dejo seguir hablando, la beso, fue un beso cariñoso, húmedo, tímido pero a la vez pasional. Ese beso que los dos habían soñado durante toda la noche.
