Llegó el gran día. Ayer, después de un filón de besos, hablaron y decidieron que iban a estar juntos. Así que al día siguiente quedaron dos calles mas alante de la puerta del instituto para acudir juntos, y así empezar a desatar rumores que mas tarde se convertirían en hechos.
Los dos estaban nerviosos, siempre habían temido a lo que los demás pensaran sobre ellos y durante unos días ellos serian la noticia de todo el mundo, y aquella idea les atormentaba a ambos.
Se armaron de valor y anduvieron con paso firme, con la cabeza bien alta y cogidos de la mano. Estaban apunto de llegar a la puerta y los corazones de ambos latían con fuerza.
Cuando llegaron se empezaron a encontrar a compañeros que nunca antes les habían prestado la menor atención, todo el mundo les miraba y ellos eran conscientes de eso, aunque fingieran que solo estaban ellos dos en el pasillo. Cuando entraron en su clase paso exactamente lo mismo, pero con una pequeña diferencia, en esa pequeña habitación estaban los amigos de los dos, ambos estaban nerviosos por lo que pensaran sobre eso, por si aceptarían al otro. Cuando pisaron el umbral de la puerta todos se callaron, fue un silencio seco, repentino. Ela busco la mirada de su amiga, que le sonreía, feliz por su amiga. Alan, acudió donde estaban sus amigos y estos le empezaron a hacer las típicas preguntas. Los dos estaban contentos, mientras sus amigos lo aprobaran les daba igual el resto del mundo, lo que dijeran.
Los días fueron transcurriendo y la gente se acostumbro a verlos como pareja, en los recreos estaban juntos, eran compañeros en los laboratorios, el defendía a su chica por encima de todo. Eran la pareja perfecta. Al menos de momento…
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